Por Sergio Palma y Dovilė Meliauskaitė
La crisis de COVID-19 resalta la urgencia de transformar las cadenas de suministro de mariscos a nivel mundial y local. Estas cadenas de suministro no deben ser solo sostenibles, sino también transparentes, higiénicas y valiosas para las comunidades costeras locales. En Chile, EDF está trabajando con socios para diseñar una solución innovadora para este problema, una en la que las organizaciones de pescadores estén más capacitadas y recibirán precios más justos por sus productos, mientras que el gobierno estará mejor equipado para administrar las pesquerías. Esta solución se centra en la certificación de las organizaciones de pescadores para garantizar que la pesca sea legal, esté bien informada (reportada) y se mantenga por debajo de los límites de captura, y finalmente ayude a la recuperación de las pesquerías. A su vez, los productos pesqueros certificados impulsarán la creación de una nueva red de mercados mayoristas regionales que se modernizarán y conducirán a una cadena de suministro de productos pesqueros más seguros en Chile.
Por qué se necesita un tipo diferente de certificación
Chile se ha basado tradicionalmente en un modelo económico orientado a la exportación. Ahora con la crisis de COVID-19, que ha cerrado muchos mercados de exportación, el país se enfrenta a una nueva realidad que requiere que sea más autosuficiente: desarrollando cadenas de suministro nacionales y mejorando la disponibilidad de productos del mar para suplir la demanda nacional. Adicionalmente, Chile representa cerca del 2% de la captura mundial, lo que releva la urgencia de abordar algunos de sus principales problemas, como la pesca sub reportada, un saneamiento deficiente y las cadenas de suministro ineficientes.
Una de las especies de mayor importancia cultural del país, la merluza común, se encuentra sobreexplotada desde 2014. Aunque la merluza chilena se vende predominantemente en el mercado nacional, no proporciona suficiente seguridad económica de la que dependan muchas comunidades costeras. Según un estudio del Fondo Mundial para la Naturaleza (World Wildlife Fund), la flota artesanal captura hasta cuatro veces la cuota legal asignada por año. Además, los pescadores artesanales son vulnerables a las cadenas de suministro locales, que poseen muchas ineficiencias y pierden valor a través de muchos intermediarios. Por estas razones, es necesario trabajar para certificar y mejorar la pesquería de merluza.
Certificación de caletas chilenas: una solución innovadora para mejorar las economías locales y pescado saludable.
En Chile, los pescadores artesanales se organizan en «caletas», y estas a su vez pueden estar conformadas por organizaciones sobre la base de su ubicación geográfica y las especies que capturan. La caleta es la unidad económica más importante para los objetivos de sostenibilidad.
Las responsabilidades de los pescadores como miembros de caleta incluyen el desembarque en puertos específicos, el cumplimiento de las regulaciones internas y el pago por desarrollar la actividad a cambio de diversos beneficios socioeconómicos. Como tal, EDF decidió aprovechar el sistema de las caletas y alinear los incentivos para un desarrollo pesquero sostenible. Certificar una caleta significaría que todos sus miembros, como colectivo, deben seguir protocolos más estrictos de pesca, de manipulación y entrega de información adecuada para recibir mayores beneficios económicos por la disposición de productos más adecuados en cuanto a su certificación y trazabilidad. Estos productos se venderían en una red de mercados con procesos adecuados de manipulación, con productos sostenibles y a una escala regional para la distribución al por mayor. A diferencia de los esquemas de certificación de fama mundial como Fair Trade USA y Marine Stewardship Council (MSC) que están orientados principalmente a los mercados de exportación; esta certificación se enfoca específicamente al mercado interno nacional.
Por tanto, solo las caletas que hayan sido certificadas serán elegibles para vender a esta nueva red de mercados mayoristas en todo Chile, que será una alternativa sostenible a la única terminal de pesca disponible en Santiago. Estos nuevos mercados ofrecerán a los consumidores pescado sostenible, de alta calidad con procesos adecuados de manipulación, en donde los pescadores serán recompensados con mejores precios. Estos mercados mayoristas regionales se construirán para utilizar la tecnología de trazabilidad dispuesta por el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura, y cumplir con adecuados estándares higiénicos, lo cual es particularmente relevante no solo como una oportunidad de comercialización, sino también como una respuesta a la actual situación del COVID-19. Por lo tanto, si se certifica, estas caletas garantizarían que los beneficios sean de forma permanente.
Diseñando un programa de certificación
A medida que EDF se embarca en el diseño de este sistema de certificación, hemos obtenido el apoyo de las autoridades pesqueras de Chile, como el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca), la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (Subpesca), la Agencia de Salud y Seguridad Alimentaria de Chile (Achipia) y varias asociaciones de pescadores artesanales. Junto con nuestros socios, hemos determinado una serie de consideraciones ambientales, económicas y sociales. Con respecto a la sostenibilidad ambiental, la certificación tiene como objetivo reducir la pesca INDNR (ilegal, no declarada y no reglamentada) mediante la creación de incentivos para que los pescadores actúen como administradores de sus recursos pesqueros y cumplan con los procesos de desembarques, cuotas establecidas, límites de captura, límites de tamaño, restricciones de artes y cierres temporales. Además, una mejor trazabilidad desde el punto de desembarque hasta el punto de venta final permitirá una mejor gestión y contribuirá a la reconstrucción y recuperación de las poblaciones, comenzando con la merluza chilena.
En términos de beneficios económicos, las consideraciones clave en el diseño de la certificación son que los pescadores reciben mejores precios por sus productos, proporcionando acceso a cadenas de suministro más cortas y mejorando la calidad de vida de las comunidades costeras a través de su elección en la participación en los mercados mayoristas regionales. Además, los diferentes compradores mayoristas en Chile podrán asegurar un suministro más confiable de pescado de primera calidad a un precio competitivo.
Existen muchos problemas sociales que la certificación mejoraría. Uno de los resultados más importantes es la mejora de la higiene en los distintos procesos, ya que los consumidores buscan asegurar de que pueden comprar pescado con procesos adecuados de manipulación. La certificación debe generar confianza en toda la cadena de suministro: los pescadores, los productores, los consumidores y las autoridades gozarán de una mayor y mejor transparencia, lo que mejorará la información a lo largo del proceso de toma de decisiones y las distintas cadenas de valor de los productos. A medida que los pescadores se conviertan en mejores administradores y participen en la gestión conjunta de los recursos pesqueros, se espera que mejore la relación entre las autoridades y las comunidades pesqueras. Con el tiempo y con la creación de capacidad suficiente, la certificación debería facilitar que las caletas mantengan y mejoren modelos sostenibles de pequeñas escala. Finalmente, un beneficio cultural importante es la preservación de los recursos biológicos como un alimento tradicional y la actividad pesquera como una tradición ancestral.
Sergio Palma, de EDF, enfatiza parte de los objetivos de este proyecto. «Si bien la certificación y la solución del mercado mayorista se están diseñando teniendo en cuenta la merluza chilena, esta especie servirá como modelo y un caso piloto para otras especies», dice. «Estamos en el camino correcto para hacer un trabajo ecosistémico, en lugar de centrarnos solo en pesquerías específicas».
Los beneficios esperados
EDF y nuestros socios esperan que esta certificación beneficie a los interesados chilenos de tres maneras. Primero, desde una perspectiva biológica, esta iniciativa ayudará a reconstruir las poblaciones de merluza chilena a su máximo rendimiento sostenible, ayudando así a alcanzar los objetivos de gestión pesquera en Chile. En segundo lugar, desde el punto de vista económico, como resultado de la certificación, se venderán productos del mar de mayor calidad a nivel nacional, lo que a su vez mejorará los medios de vida en las comunidades costeras. Tercero, esta iniciativa tendrá impactos sociales positivos y mejorará las condiciones para los pescadores artesanales de merluza.
Para la directora del Programa Humboldt de EDF, Erica Cunningham, «Los pescadores artesanales organizados en caletas se convertirán en establecedores de precios en lugar de tomadores de precios. El nuevo mercado mayorista se creará para apoyarlos, en lugar de explotarlos».
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Environmental Defense Fund es una organización de la sociedad civil de carácter internacional, que por más de 50 años se ha dedicado a encontrar soluciones transformadoras a los problemas más serios del medio ambiente. En Chile y Perú, EDF trabaja en colaboración con los principales actores de la pesca para promover una actividad más fuerte, resiliente y sustentable.